La adolescencia ha quedado atrás… sin embargo, ¿has notado que tu rostro está enrojecido y tiene manchas, algo que te recuerda a tus años de juventud? Estos síntomas pueden ser los de la rosácea papulopustular, también conocida como rosácea acneica. Echemos un vistazo a esta condición cutánea que afecta principalmente a la parte media del rostro y causa muchas molestias.
Tras el bonito nombre de rosácea se esconde una afección de la piel que padecen muchas personas en distintos grados. Esto puede variar desde un enrojecimiento difuso hasta la aparición de finos vasos sanguíneos en el rostro o brotes de pequeñas manchas blancas. En todos los casos, el enrojecimiento se vuelve permanente. Por eso, las personas con rosácea suelen sentirse avergonzadas en su vida cotidiana, ya que el enrojecimiento suele concentrarse en la nariz, las mejillas y la barbilla.
Cuando las manchas se suman al enrojecimiento
Antes conocida como “acné rosácea”, la rosácea papulopustular es una forma muy específica de rosácea. Al igual que los otros tipos de rosácea (eritrosis y piel con cuperosis), se caracteriza por un enrojecimiento concentrado en el centro de la cara. Además, hay lesiones inflamatorias como pápulas o pústulas. Estas lesiones adoptan la forma de pequeñas manchas blancas que pueden aparecer y desaparecer en el rostro de forma imprevisible. Suelen estar acompañados de sensaciones de ardor y picor en la piel. ¡Ay!
Unas palabras de nuestros expertos
A menudo, la rosácea se asocia erróneamente con malas prácticas de salud, pero en realidad es una afección multifactorial. Afecta principalmente a la piel hipersensible y vasorreactiva, es decir, aquella cuyos vasos sanguíneos se dilatan con mucha facilidad. Por ejemplo, este tipo de piel es propensa a los rubores, a los “sofocos” repentinos que hacen que te “pongas rojo como un tomate”. Cuando la dilatación de los vasos sanguíneos no pasa, el enrojecimiento es permanente y se produce la rosácea. Si se padece la forma papulopustular, también aparecen pequeñas manchas, resultado de una hinchazón espontánea, o de una contaminación causada por la proliferación microbiana.
¿Qué causa el enrojecimiento y las manchas?
Si tienes rosácea, tu piel es sensible a muchos factores externos e internos. Por lo tanto, puede reaccionar rápidamente ante determinadas situaciones. ¿Cuál es la solución? Identificar los factores desencadenantes para prevenir mejor nuevos episodios de enrojecimiento y brotes de rosácea:
Cosméticos: algunos ingredientes de los productos cosméticos pueden irritar la piel
Comida: la comida caliente o picante y las bebidas calientes o alcohólicas pueden provocar fuertes reacciones en la piel del rostro
Ejercicio: el esfuerzo físico intenso hará que tus mejillas se pongan coloradas
Clima: los cambios bruscos de temperatura (sobre todo, de frío a calor), el viento o el sol pueden hacer que la piel se vuelva más frágil
Vivir con rosácea cada día no es fácil, pero hay soluciones para combatir el enrojecimiento y los brotes, que no siempre son fáciles de tratar. Aquí tienes algunos consejos prácticos para que te sientas más cómodo:
Alivia tu piel con productos antienrojecimiento que contienen los ingredientes activos necesarios para calmar las sensaciones molestas y preservar el equilibrio del microbioma cutáneo
Protege tu rostro con productos cosméticos adecuados para la piel sensible propensa al enrojecimiento, que te mantendrá a salvo de las agresiones externas y reducirá la reactividad cutánea.
Utiliza métodos suaves y no irritantes; aplica los productos con las yemas de los dedos y utiliza agua termal para limpiar tu piel.
Escoge el maquillaje adecuado y utiliza productos como un stick corrector verde y una base de maquillaje que se adapte a tu piel, lo que minimizará el enrojecimiento y los brotes y, por ende, aumentará tu confianza.
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