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Cómo combatir la sequedad de la piel durante la terapia contra el cáncer
Cómo combatir la sequedad de la piel durante la terapia contra el cáncer
Entre los muchos efectos secundarios de la terapia contra el cáncer, la piel seca es uno de los más comunes. Este es el caso, en particular, de la quimioterapia, que no solo se enfoca en las células cancerosas, sino también en las células de la piel. Puedes tomar medidas para aliviar estas sensaciones de tirantez. Lo más importante que puedes hacer cada día es hidratarte.
¿Conoces la “xerosis”?
Es el nombre científico de la sequedad de la piel. No es tan poco común en la terapia contra el cáncer. A menudo, se trata de una simple sequedad, con pequeñas escamas que se desprenden como la caspa. Puede ir acompañada de picor o tirantez. Pero también puede ser más marcada, con un aspecto agrietado en las piernas o con grietas en las manos o los pies. Aunque algunas partes del cuerpo sean menos visibles, debes cuidarlas.
Para la piel seca, más vale prevenir
¿Sabías que algunos de nuestros comportamientos cotidianos contribuyen a la sequedad de la piel? Por ejemplo, algunos productos de higiene convencionales (jabones sólidos o líquidos) suelen ser abrasivos. Utiliza aceites limpiadores, geles o barras dermatológicas que no dañen la película hidrolipídica y limpien la piel con suavidad. El agua que utilizas para lavar también es importante. Demasiado calor (más de 32 a 34 °C) y hará que tu piel se reseque aún más y reactivará la hinchazón. Además, no permanezcas demasiado tiempo en la bañera o la ducha para evitar el contacto prolongado con la cal y el cloro. Y cuando te seques, para limitar la irritación, date palmaditas con una toalla y evita frotarla.
Adoptar un manejo cuidadoso de la higiene durante la terapia contra el cáncer
Una de las consecuencias más significativas de las terapias en mi piel fue la sequedad extrema. ¡Tenía que hidratar mi piel de cuatro a cinco veces al día!
Misión de hidratación
Para evitar que tu piel se reseque, utiliza una crema humectante o emoliente una o dos veces al día, y opta por productos con menos ingredientes, sin conservadores, sin alcohol ni perfume que puedan irritar.
Para el rostro
Elige cremas hidratantes con texturas ricas. Realiza la aplicación con las yemas de los dedos en la frente, las mejillas y el cuello. Luego, debes extender desde el centro hacia los contornos del rostro. Y en caso de enrojecimiento, opta por cremas suavizantes para piel hipersensible. También puedes aplicar una mascarilla humectante de una a tres veces por semana en una capa gruesa y dejarla actuar de cinco a diez minutos. ¿Y por qué no utilizar compresas de agua termal calmante en el rostro y el cuello?
No te olvides de los ojos y los labios
El área de los ojos y los labios también necesita hidratación. Para los primeros, aplica todos los días un producto de cuidado calmante para el “contorno de ojos” con las yemas de los dedos. ¿Y por qué no aprovechar la mascarilla para aplicar compresas de agua termal en los párpados? Para los labios, utiliza un bálsamo en barra de crema fría dos o tres veces al día. Lo bueno: puedes aplicar tu labial encima. Por último, si tus labios están agrietados, utiliza un bálsamo reparador.
Durante las terapias, no te olvides del cuero cabelludo
Tras la caída del cabello, el cuero cabelludo está extremadamente sensible. La piel puede irritarse, secarse y escamarse. Masajea suavemente tu cabeza con agua tibia. Puedes utilizar un gel, un aceite limpiador o una barra dermatológica (sin jabón). Después de secarte suavemente, aplica una crema hidratante o una crema para la comezón.
Cuidar el cuero cabelludo durante y después de la quimioterapia
ASESORAMIENTO AMABLE (Y EXPERTO)
Para hidratar el resto del cuerpo, también aquí hay que ser suave.
Para comenzar, esparce el emoliente entre tus manos. Luego, aplícalo sobre la piel. Por último, restriégalo con toda la superficie de las manos en movimientos amplios, suaves y circulares, sin presionar. No es necesario frotar, ya que esto puede irritar tu piel. Un consejo: aplicar el emoliente sobre la piel ligeramente húmeda será aún más fácil.
No te olvides de las manos y los pies.
Las terapias también pueden resecar la piel de las manos y los pies. El “síndrome mano-pie” (enrojecimiento o sequedad severa en las palmas de las manos y las plantas de los pies) es uno de los efectos secundarios de algunas quimioterapias o terapias dirigidas. Entonces, serás más susceptible de sufrir grietas y hemorragias. Al igual que el resto de tu cuerpo, piensa en la hidratación. Incluso antes de ver los primeros signos de irritación, cubre generosamente tus manos o pies con un emoliente. Consejo: para una máxima hidratación, a la hora de acostarte, o incluso durante el día, después de aplicar una capa gruesa de crema, cubre las manos y los pies con guantes o calcetines sueltos de algodón.
Cuidar las manos y los pies durante la terapia contra el cáncer
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