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Reconstruirse después del cáncer

Ahora estás en remisión y recibirás controles periódicos del equipo médico (tal vez con una terapia a largo plazo, como la terapia hormonal). Esta es una nueva etapa, la etapa postcáncer. ¿Cómo se vuelve a una vida “normal”? ¿Cómo puedes superar los posibles bloqueos mentales y avanzar hacia una verdadera renovación? Aquí te brindamos algunas soluciones posibles.

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Después del cáncer, es hora de renovarse

El cáncer es como un fuego. Un fuego que arrasa con todo a su paso. Pero, una vez apagado el fuego, el bosque se renueva y vuelve la vida. Lo mismo pasa con el cáncer. Después de esta difícil prueba, llega el momento de la renovación. Es una oportunidad para reinventarte, para hacer lo que siempre quisiste hacer. La vida después del cáncer es un peldaño, no una carga. No te definas por el cáncer: aprende a respetar esta nueva versión de ti mismo.

¿Cómo puedes reconstruirte a pesar de los efectos secundarios?

A menudo, resulta difícil volver a una vida “normal”. Los efectos secundarios de la terapia pueden persistir. Puede ser una sensación de fatiga, depresión o efectos físicos. También pueden producirse trastornos cognitivos y pérdida de memoria. No dudes en consultar a un experto para calmar tus inquietudes. Una forma de experimentar plenamente la renovación después del cáncer es hacer un balance de tu situación, tanto física como psicológica, para ver qué cuestiones siguen siendo difíciles de gestionar. Lo importante es que te rodees de enfoques integradores, es decir, alternar medicamentos convencionales con intervenciones no medicinales (sofrología, meditación, etc.). Establecer un plan de cuidados allanará el camino para aprender a vivir de nuevo.

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Después de la afección, renuncié totalmente a ciertos hábitos que tenía “de mi vida anterior”, que habían quedado en pausa hasta entonces. Incluso me planteé volver a estudiar para cambiar de trabajo por algo más cercano a quien soy ahora. Me tomé el tiempo de aceptar este nuevo “yo” con mis debilidades, ¡que hoy son mi fuerza!

Christine

Varias alternativas para sentirte mejor

La vida después del cáncer también consiste en recuperar o adaptarse a un estilo de vida saludable

 

Hacer actividad física

El ejercicio puede ayudar a mejorar la autoestima. Más allá de eso, la actividad física también ayuda a combatir el riesgo de recidiva. Por ejemplo, la actividad física después de un diagnóstico de cáncer de mama reduce el riesgo de recaída en un 24 %. La marcha nórdica, las artes marciales y la esgrima están entre los más recomendados. Estos deportes utilizan más del 80 % de los músculos del cuerpo y, en el caso de la marcha nórdica, permiten trabajar especialmente la respiración. La actividad física debe ser periódica y hacerse de forma prolongada. Si no estás seguro de alguna de las prácticas, no dudes en pedir consejos a tu oncólogo o médico de cabecera.

Llevar una dieta equilibrada.

Esto ya no es motivo de disputa. Tu salud también depende de lo que pongas en tu plato. La nutrición desempeña un papel importante en la lucha contra el cáncer. Tanto en su prevención como en el período después de la terapia. Lleva una dieta rica en verduras, frutas, cereales integrales y legumbres, como las judías secas, los garbanzos y todo tipo de lentejas. Las legumbres cuentan con un alto contenido de fibra. Promueven el tránsito digestivo eficaz y generan un efecto de saciedad elevado. En otras palabras, reducen el deseo de comer entre comidas. No dudes en preguntar a un especialista, como un nutriólogo, si no sabes cómo hacerlo; ellos te guiarán.

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La nueva vida después del cáncer: la renovación de tu relación

Tras la terapia contra el cáncer, una de tus prioridades puede ser recuperar la relación de pareja que tenía antes de la afección. Tienes muchas preguntas… y eso es normal. El miedo a la recidiva, la falta de deseo y muchas otras cuestiones… no dejes nada sin tratar. La comunicación es la clave. Analizar todos los temas juntos. Porque la situación puede ser igual de complicada para tu pareja que para ti. Ten en cuenta que “después del cáncer”, tu pareja y tu relación no son un problema, sino, a menudo, una fuente de apoyo, una solución. Y si la vida diaria se vuelve complicada de manejar, una consulta con un psicólogo o sexólogo te permitirá exponer –y superar– las dificultades mutuas. 

ASESORAMIENTO AMABLE (Y EXPERTO) 

Tras la terapia contra el cáncer, surge una nueva ecuación: la vuelta al empleo. Esto también forma parte de la renovación. Entonces, ¿cómo hacemos que funcione?

Antes que nada, trata de olvidar lo que una vez fue. Este lugar de trabajo tan familiar probablemente ha cambiado durante tu ausencia… y tú también. Esto es lo primero que debes hacer: An-ti-ci-par. Prepárate para tu regreso lo antes posible. Para hacer esto, por ejemplo, puedes mantener (o renovar) los vínculos con tus colegas, y así facilitar tu “regreso”. Esto es porque la forma en que nos ven los demás es una de las dificultades más mencionadas. Por ejemplo, algunos colegas querrán hacer todo lo posible para aligerar tu carga de trabajo. Estas actitudes son a menudo loables, pero pueden no ayudarte a encontrar tu lugar en la empresa. De nuevo, comunícate. Expresa tus sentimientos, tus expectativas…

 

 

 

Un último consejo para sentirte mejor contigo mismo (y con tu cabeza)

Para poder disfrutar plenamente de la renovación tras el calvario del cáncer, te aconsejamos que hagas un balance de tu situación, tanto física como psicológica, para ver qué situaciones no has asimilado y cuáles requieren más tiempo para recuperar la energía agotada por las terapias. 

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